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La ley de la montaña

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La ley de la montaña

Tras las intervenciones de los compañeros que me han precedido con esos post divertidos, emocionantes y motivadores, llego yo a hablaros de los aspectos jurídicos de los accidentes en la práctica del deporte. Asumo el riesgo que corro de que me cambiéis el nick de Mrs. PepaC a Mrs. Cenizo, pero aun así pienso que debo seguir adelante con estas líneas, además Mr. Farleck, cree que pueden ser de utilidad, así que va por él.

Debo decir en mi descargo que no es que sea la más siesa del club –o sí, no me lo he planteado- sino que además de aficionada al trail runner soy abogada especializada en responsabilidad civil, por lo que no puedo evitar pararme a pensar en cosas tales como los riesgos que la práctica deportiva conlleva y en quién debe asumir los daños que de esos riesgos puedan derivarse. ¿A que ya me estáis cambiando el nombre?

Comencemos por lo básico: una pregunta que oigo con frecuencia es si es necesario o conveniente estar federado. En infinidad de ocasiones he oído plantear esta cuestión en términos de si se amortiza o no la cuota de inscripción con los descuentos que nos hacen en las competiciones a las que asistimos. Es un planteamiento erróneo, ya que implica desconocer qué es en realidad la licencia y porqué pagamos más cuando no estamos federados.

El incremento en el precio de las inscripciones para los participantes no federados se debe a que, en tal caso, la organización provee al deportista de un seguro de accidentes con vigencia limitada al día de la competición, eso no es necesario cuando contamos con licencia federativa, por la sencilla razón de que dicha licencia es, en realidad, un seguro de accidentes específico, que tiene en cuenta los riesgos intrínsecos de  aquello que hace palpitar el corazón del bichorunner.

Lo cierto es que la carrera en montaña es un deporte de los denominados de riesgo, por lo que los accidentes durante su práctica estarán, normalmente, excluidos de la cobertura de los seguros de accidentes ordinarios. Cuando participamos en una competición, disfrutamos del seguro que nos proporciona la organización de la carrera, pero cuando entrenamos estamos igualmente expuestos:  en cualquier momento puede aparecer el oso que acosa a Mr Tee o la niña de la curva que a veces se ensaña con Mrs. Hope;  llegado ese momento, no es  descabellado pensar que el percance tenga la entidad suficiente para que sea precisa asistencia médica especializada e incluso un rescate en condiciones difíciles, y en casos extremos –fallecimiento o invalidez- una indemnización.

Cada uno que extraiga sus propias conclusiones, yo me federé cuando apenas había salido al monte en una o dos ocasiones. Correr en montaña me hace feliz, a veces Marili no oye mi segundo paso, porque mi zancada se ha perdido en el aire y he terminado rodando en lo más llano; afortunadamente no he tenido nunca que hacer uso de esa tarjetita pero siempre la llevo en el bolsillo trasero de mi chaleco.

Mrs PepaC