Las excusas para empezar a correr son muy fáciles de encontrar. “¡¡¡Yo no tengo tu fuerza de voluntad!!!”. Al acabar una prueba exigente, donde te has empleado a fondo durante varios meses, también abundan comentarios que transcurren más o menos así:
– ¡¡¡ Enhorabuena, qué máquina eres!!! – Te dice un conocido.
– En absoluto, no es nada excepcional, tú también puedes conseguir acabar esta carrera si te lo propones…. – Le explicas con sinceridad.
– ¡¡ Imposible!!!…. ¡¡¡ yo no tengo tu fuerza de voluntad!!!!, seguramente dirá nuestro conocido.
Pero… ¿Qué es la fuerza de voluntad?…
Parece que la fuerza de voluntad es como una fuerza interior que nos impulsa a cumplir con aquello que nos propongamos. También es aquel concepto que utilizamos para justificarnos y/o criticarnos sin piedad cuando no conseguimos un resultado propuesto (Empezar a correr, adelgazar, dejar de fumar…). Nos proponemos un objetivo. Cuando lo cumplimos, lo atribuimos a la fuerza de voluntad. Cuando no lo conseguimos… le echamos la culpa a…. la fuerza de voluntad.
Visto así, la fuerza de voluntad, se tiene o no se tiene y podemos hacer bien poco para cambiar nuestra situación. Si tenemos fuerza de voluntad, triunfaremos. Si carecemos de fuerza de voluntad, fracasaremos.
Pues bien… queridos bichos, tengo el honor de transmitiros una buena noticia: LA FUERZA DE VOLUNTAD…. NO EXISTE!!!!!
Transformemos un concepto rígido, poco operativo y que tiende a culpabilizar por dos conceptos relacionados más operacionalizables y útiles: Motivación y autocontrol.
En los 40, Walter Mischel inició una de las líneas de investigación más productivas en psicología: la “Prueba del marshmallow” (los americanos llaman marshmallow a las chucherías tipo nubes). En este tipo de experimientos, Mischel y sus colegas ofrecían a niños un plato con un Marshmallow. Inmediatamente se le decía a los niños que el investigador tenía que salir de la sala por unos minutos. Además se les decía a los niños que eran libres de comerse el marshmallow en su ausencia, pero que si esperaban a que el investigador regresara, podían tomar un marshmallow extra.
Los niños con capacidad de autocontrol sacrificaban el placer inmediato de un sabroso marshmallow para luego disfrutar de dos marshmallow.
Aquí podemos ver al mismísimo Walter Mischel explicando su test del Marshamallow con imágenes del experimento original:
Todo esto del Marshmallow está estrechamente relacionado con lo que comentábamos hace tiempo acerca de la procrastinación en #2 Procrastinar: Mañana empiezo a correr
El running, como la propia vida, está repleto de Marshmallows en forma de tentadoras cervezas, barbacoas, sofás y telebasura. Rechazar un mal Marshmallow superficial y perezoso, a cambio de entreno, porporcionará un Marshmallow saludable que te guiarán hacia tu victoria.
Comenzar a correr, adherirte a un plan de entrenamiento o superar un objetivo ambicioso NO dependen de algo inexistente, como tu fuerza de voluntad. Dependen de que seas capaz de luchar contra la disonancia y fomentes tu capacidad de autocontrol (ver el citado post #2 Procrastinar: Mañana empiezo a correr), que utilices técnicas de motivación (como las que puedes encontrar en los post #6 lograr apoyos o en #8 ritual runner) y que te planifiques correctamente (ver post #4 El horizonte: fijar objetivos y #7 calendario runner).
Convierte malos Marshmallows en Marshmallows de calidad…
… no hay mejor Marshmallow que ser un BICHO RUNNER!!!!
Mr Fartleks Killer