A continuación se pueden leer las andanzas de un ultrero primerizo que se embarcaba en un viaje a lo inesperado de 125 km por el parque natural de Cazorla.
Voy a desvelar el final, ya que en esta historia es lo de menos. Se completó la prueba en 23 h y algunos minutos en una gélida madrugada de un Domingo.
En todo ese tiempo, casi un día completo según se mire, pueden pasar muchas cosas, buenas y malas, divertidas y dolorosas, inesperadas o viéndolas venir. De todas ellas, algunas de ellas me sucedieron a mí.
Aquí comparto mi experiencia en formato gancho directo a la mandíbula, sin dar rodeos y evitando artilugios literarios para que sirva a quien pueda convenir y para que la lea quien le pueda interesar.
Pre carrera
Buenas sensaciones desde semanas atrás. Me encontraba bien, muy bien, tanto de mente como de cuerpo. Tenía la sensación de haber hecho los deberes perfectamente y que el profesor Dani Pérez me daría una nota alta. La visita al fisio tres días antes me sentó muy bien y eso que tenía mis dudas: descarga ligera en las piernas y descarga intensa en la espalda.
Muscularmente me encontraba fuerte y sin sobrecargas tras 4 meses de entrenamiento específico, lo que era el objetivo número 1 del plan. Objetivo cumplido.
Al ser la primera vez que disputaba una ultra trail “de verdad” (los 101 no los considero ultra trail, sino una carrera de larga distancia), estaba algo despistado: entrega de mochila, revisión del material obligatorio, charla técnica, bla, bla, bla…. Al ser una carrera con pocos participantes, solo 350 aguerridos valientes, no había aglomeraciones y se podía sentir el ambiente ultrero de forma especial.
Recogida de dorsal el día antes. Ambiente relajado y bien organizado
Me siento ganador por poder estar en la línea de salida. Lo que pase después es otra historia.
La noche antes, como viene siendo ya un ritual, carga de hidratos, preparación de todo el material de la carrera y a intentar dormir. Cama nueva, cuerpo extraño, complicado coger el sueño. Es lo que me suele pasar siempre que voy a hoteles y sumado a la incertidumbre del día siguiente, el cocktail molotov estaba servido.
Pero la noche de ilusión no me la quitaría nadie. Vueltas y vueltas en la cama y por insistencia, al fin desconecté.
Si, a los runners nos gusta fotografiar la armadura antes de la batalla. No solo para evitar olvidos, sino para recordarnos una vez más que la preparación de toda carrera termina en este momento.
Dia D. ¡ Que empiecen los juegos ¡
6 a.m. Me levanto con energía, he dormido algunas horas de continuo que me permiten afrontar esos primeros momentos con mucha motivación. Es el gran día. Es mi día.
Levantarte y ver la pulsera identificativa te hace recordar que que no hay marcha atrás.
Ya estoy anillado y listo para volar.
Llegada a la zona de salida. Corralito y minutos para empezar. Miro a mi alrededor y me parece ver a gente muy experimentada, ultreros con años de experiencia, todos ellos con sus mochilas con muy poco volumen, mientras que yo, llevando el mismo material que ellos, me cabe a duras penas todo dentro. Primera lección del día: organización del material en la mochila (el cortavientos siempre en la malla exterior, ocupa menos)
Arranca la aventura. Este es el momento donde siempre me sale una sonrisa al pasar por el arco de salida. Significa que lo he conseguido, meses de entrenamiento con planificaciones complejas para sacar tiempo y llegar sin molestias físicas para afrontar lo mejor posible la prueba. Es mi momento y debía disfrutar de él todo el tiempo posible.
La prueba me la tomé con calma desde el principio, no sabía como respondería el cuerpo al final de la carrera y mi objetivo hoy era claro: ser finisher sin molestias. Tendría concentración extrema en beber y comer, así que decidí no tomar ningún gel ni refuerzos alimenticios artificiales y solamente comer alimentos naturales. Aparte de lo que encontraba en los avituallamientos (fruta y sándwich de jamón) llevaba conmigo fruta desecada para comer entre medias. La ingesta de sales sería otro elemento de control en toda la carrera.
Este fue uno de mis mayores logros: conseguir que durante toda la carrera no tuviera problemas estomacales, lo que me permitía poder comer y beber según mis necesidades energéticas. Las decisiones que tenía que tomar en cada momento creo que fueron las más acertadas, lo que me permitieron finalizar la prueba en buenas condiciones.
Antes de partir, como suele ser habitual en mí, me preparé mi rutómetro con los tiempos estimados de paso para tener una idea del tiempo que me llevaría la prueba.
Rutómetro con los tiempos de pasos y desniveles por tramos. Los ritmos los determiné según mis últimos 101km de Ronda. Tenía mis dudas si podrían ser comparables.
Lo que pasaría de aquí en las siguientes 23 h lo detallo por tramos de aproximadamente 16 km, coincidentes con cada uno de los 8 avituallamientos:
Salida.- km 0. Salgo controlando mucho el ritmo. Quiero ser prudente y no salir fuerte llevado por el momento y el resto de corredores. Quiero hacer una buena carrera y sobre todo disfrutar el máximo posible. Quiero ver si mis estimaciones de ritmos son correctas así que me mantengo en bajas pulsaciones y esperar a tomar referencias tras el primer avituallamiento, y así saber cómo tendría que afrontar el resto de la carrera.
Una subida fuerte nada más empezar y creo que ya voy de los últimos. Dejé pasar a la masa nada más salir del pueblo y no me ha preocupado que me adelanten muchos en la subida. Estoy concentrado en mi objetivo. Levantar la vista hacia la sierra de Cazorla es espectacular.
Primeros kilómetros y ya se divisa a lo lejos la espectacular sierra de Cazorla. Me espera un largo día pero con muchas ganas de vivirlo.
AVT 1.- Km 16. Llego 3 minutos después del tiempo estimado. Teniendo en cuenta que es un tramo que he tardado 2h 35’, pienso que he acertado en mis estimaciones de ritmo y me motiva mucho. Sigo con la misma estrategia, ir conservador hasta el siguiente punto y ver si he acertado ritmos en este tramo también.
Siento molestias en el pie derecho. Me acuerdo de los 101 de este año donde tenía las mismas sensaciones y tomé la acertada decisión de pararme y ponerme un compeed para evitar una ampolla. Eso haría en el próximo avituallamiento.
AVT 2.- Km 33. Recupero lo perdido y además llego 4 minutos antes de lo previsto. Me sorprendo de mis cálculos ya que en 5h 5´he tenido un error de 4’. No le doy mucha importancia y sigo con mi plan: comer, beber y disfrutar. No me preocupa el tiempo y mucho menos el cumplir mi programa, me siento bien y sin molestia alguna. Seguimos adelante.
Con cierto temor hago lo que no se debe hacer: descalzarme ambos pies, pero necesitaba revisar la planta por si veía inicios de ampollas. Los calcetines que siempre he usado en montaña (calcetines de compresión compressport) creo que están dando sus últimos coletazos y me generan algunos roces sin importancia por ahora. Tenía otro par en la mochila pero veía muy pronto usar los de recambio, los guardaría como reserva, no se sabe lo que pudiera pasar más adelante. Decisión acertada como comprobaría más adelante.
AVT 3.- Km 55. Sigo con buenas sensaciones y controlando el ritmo, pero aquí llego con 15´de retraso sobre el tiempo total previsto de casi 8 horas. Parar más de lo previsto en los avituallamientos ha sido la causa. En este punto me siento a descansar un rato, noto ya la acumulación de kilómetros en el cuerpo y necesito comer sentado mientras veo llegar los corredores al avituallamiento. Empiezan los primeros abandonos y veía muchos corredores que llevaban allí mucho tiempo parados intentando recuperarse por haber apretado más de lo debido desde el principio, eso pensaba yo.
El siguiente tramo nos avisaron en la charla técnica que era el más árido de toda la carrera, un paisaje rocoso sin vegetación que las nubes negras y los rayos que se veían a lo lejos nos hacían presagiar que no sería muy agradable pasar por esa zona. Efectivamente empezía luego a llover muy fuerte y salir de allí lo antes posible era algo vital para evitar mojarse en exceso.
Tras salir del avituallamiento y andar varios minutos (ritual que seguía siempre para dejar al estómago digerir la comida tranquilamente) empiezo un tramo muy bueno de sensaciones. Me vino a la cabeza una conversación de los días antes entre los bichos sobre los 101 km de Ronda y cómo íbamos el año próximo a participar, que si en grupo, en bici, en canoa… solo pensando en los bueno momentos que pasaremos allí este año se me pasaron los kilómetros rápidamente y deseando de llegar al AVT 4, donde habría wifi para poder dar el primer parte de guerra a familia y amigos.
AVT 4.- Km 64. Mitad de carrera. La organización permitía dejar una mochila en este punto para cambiar de ropa. Cambio de ropa mojada por la tormenta y cambio de calcetines, que afortunadamente no me los usé en el km 33, así tendría los pies secos para la segunda parte de la carrera.
Me cambio, me siento y mientras me como un buen bocadillo de jamón para coger fuerzas, me conecto con los míos para darles el parte de guerra (único punto de la carrera con cobertura). Ese momento es sin duda muy especial. Saber que tienes a mucha gente detrás apoyándote y preocupándose por ti, me hace sentir especial y muy querido, algo que se valora aún más tras pasar 10 horas prácticamente en soledad en la sierra.
Yo y mis calcetines secos. Gran acierto.
Esta parte del recorrido es la más bonita de todas. Una zona totalmente de senderos en bajada hasta el siguiente avituallamiento. Con las energías repuestas en el avituallamiento anterior y después de haber descansado, me dejo llevar por el espectáculo de la naturaleza y me dejo caer colina bajo. Entusiasmado con el espectáculo que tenía frente a mí, no me di cuenta de que un habitante del parque venía colina abajo para cruzar el sendero por el que transcurría. De repente, un imponente ciervo con sus cornamentas se me cruzó a escasos metros. Me paré, no podía perder la oportunidad de contemplar esa maravilla. Hasta que lo perdí de vista me quedé unos minutos allí en medio contemplando su majestuosidad, el rey del bosque se mostró ante mí y debía aprovecharlo.
Al salir del tramo de senderos quedaban unos 8km para llegar el siguiente punto, y seguiría mi estrategia de rodar cómodo sin apretar por lo que pudiera pasar. Alternando carrera y marcha fueron pasando los kilómetros y cada vez se hacía más de noche. Mi intención era llegar al avituallamiento 5 de día para coger el frontal y empezar la parte de noche, pero el gemelo derecho empezaba a dar la sensación de un pinchazo y decidí bajar el ritmo y andar hasta el siguiente punto para allí tomar medidas.
AVT 5.- Km 81. Llego al punto 5 con la noche totalmente cerrada. Claramente ya mi rutómetro se había ido al traste en este tramo, y veía que debía cambiar el concepto de tiempos en una carrera como esta. Me equivoqué al establecer ritmos de carrera para la segunda parte, y lo asumí desde el primer momento que me di cuenta de mi error. Esta carrera se me iría con seguridad a más de 20 horas, lo que no sabía era cuanto más me llevaría competirla.
Tabla comparativa de los tiempos teóricos y los reales de la UTBS 2015.
Debo aplicar un coeficiente de acumulación de kilómetros a los ritmos de la segunda mitad del recorrido para acercarme a mis ritmos reales.
No me importó esa incertidumbre. Seguiría el plan de ir paso a paso, avituallamiento a avituallamiento, y ahora tocaba ir por el número 6.
Para minimizar el dolor de gemelos me aplique fisiocrem y me hice un auto masaje. Me coloqué la perneras de compresión para que el riego sanguíneo me reparase el posible daño muscular. Esta es otra de las decisiones que creo acertadas. Normalmente las llevo desde el principio en carreras pero esta vez decidí tener ese extra de riego sanguíneo llegado el momento. El momento llegó y lo aproveché.
Este tramo me pareció eterno. Me daba cuenta que necesito experiencia corriendo por la noche, es muy diferente las sensaciones, la oscuridad te abraza y las sombras en las piedras del suelo parecen tener formas diversas.
Cuando veía una cuesta abajo trotaba para probar el gemelo. No me dolía pero al quedarme por lo menos 8 horas mi temor venía en un posible daño muscular lesivo. Me acordaba de mi amigo Fran (Mr Beluga) y su rotura de gemelo que le tuvo apartado muchos meses de hacer deporte. Me aterraba la idea de un parón forzado. No correría hasta estar seguro de que me había recuperado.
AVT 6.- Km 92. Por fin, necesitaba sentarme y descansar. Este era mi punto de referencia más importante. Me había dicho que aquí empezaba otra carrera, que había que llegar con fuerzas para afrontar los últimos 30 km. Me sentía bien, cansado por estar tantas horas en la lucha pero con muchos ánimos de seguir.
El gemelo ya dejó de molestarme hace tiempo, mi decisión de andar y de ponerme las perneras había hecho efecto y volvía a no tener ningún problema muscular.
En el avituallamiento decidí estar lo necesario para comer y relajarme. Veía mucha gente decidiendo abandonar. Veía sus caras desencajadas por el esfuerzo realizado y me comparaba con ellos. Llevan el mismo tiempo que yo en carrera y sin embargo siendo consciente de que me quedaban mucho por recorrer, quería seguir. Me daba cuenta lo importante que es un buen entrenamiento. Hacer 92 km y unos 3000 m de desnivel positivo y llegar sin problemas musculares importantes y la moral muy alta es síntoma de que el entrenamiento de mi entrenador funciona. Es donde quería estar. Disfrutando del momento, pudiendo sentir la naturaleza todo este tiempo, poder dejar mi mente libre, divertirme, sonreír y sobre todo comer y beber sin problemas, que pare mí fue la clave de la carrera.
Me sentía bien, muy bien, y quería seguir con este sentimiento.
Nada mas dejar el avituallamiento me quedaban por delante 10 km de subida constante y me los tomaría tranquilos, a mi ritmo. Al principio de la subida me rebasaron un grupo de tres personas que según podía oír por sus comentarios debían de ser de la zona, ya que se sabían todo el recorrido de memoria.
Subían a un buen ritmo, mucho mejor que el mío, y decidí pegarme a ellos y no dejarles marchar. El desconocimiento de los siguientes kilómetros me hacía ir más lento de lo que debiera y tener referencias suyas me ayudaría mucho.
Esta fue una de las mejores decisiones que tome en la carrera. Me costó ir a su ritmo infernal (la que tiraba del grupo era una chica que la llegaron a llamar algunos corredores que pasábamos “el diablo” por el ritmo tan demoledor que tenía en las cuestas más pronunciadas). Por cierto, esta chica fue finalmente la tercera clasificada de la ultra. Ya no me despegaría de ellos hasta los últimos kilómetros, es decir, pasamos juntos las siguientes 7 horas de carrera.
Su compañía, hablar de carreras, de qué tipo de terreno venía después o de cuando se podría correr me ayudó mucho a que pasaran las horas rápidamente. Tras coronar el puerto de las Palomas venían 8 km de bajada constante por carril que se podían correr para reducir el tiempo de carrera. Estaba con fuerzas como para correr pero mi temor a que volviera algún problema muscular me hizo no dejarme llevar, y además me sentía seguro con ellos y no me importaba hacer más tiempo.
Ya muchos kilómetros atrás decidí que el fin de esta carrera era coger experiencia, mi objetivo era terminar si dificultades, sin problemas musculares ni estomacales, para poder ir aprendiendo de esta disciplina. Así que decidí seguir andando con ellos, que iban a un ritmo de marcha muy bueno, para aprender a estar horas de caminata nocturna, ya que es algo que me pasará en otras carreras y debo estar preparado para situaciones más complicadas que esta. Era el momento de aprender a estar muchas horas en montaña.
AVT. 7.- Km 109. Este ya era el último antes de meta. Quedaban escasos 12 kilómetros y a mi GPS se le acabó la batería. Nos habían avisado de que los últimos 10 km se hacen eternos, se ve Cazorla a los pies y pareces tocarla pero ese tramo puede llevar 2 o 3 horas completarlos, ya que es la parte más técnica de toda la carrera con una fuerte subida al final antes de entrar en el pueblo.
Afortunadamente, mis compañeros de viaje se conocían esa parte a la perfección, ya que es zona de entrenamiento habitual en ellos y me informaban de cada tramo y su problemática.
A escasos 5 km ya el camino era conocido, eran los kilómetros que hace 22h habíamos hecho pero ahora en sentido inverso. Pensé que era el momento de probarme, de saber si estos 25 km andando y estando reservón servirían para poder correr ahora y reducir algo de tiempo.
El terreno se ponía favorable así que decidí lanzarme a ver qué pasaba… y pasó.
Pasó lo que quería. Pasó que podía correr perfectamente, sin dolores y solamente notando el cansancio de tantas horas en el cuerpo, pasó que toda la estrategia que había aplicado en la carrera había dado sus frutos. Concentrarse en beber cada 15’, comer cada hora, no tomar geles, comer solo cosas probadas en los entrenamientos, usar los calcetines de reserva en su momento adecuado, cuidar mi gemelo cuando tenía que hacerlo, andar cuando tenía que hacerlo, correr cuando podía hacerlo y el terreno lo permitía.
Una sensación de querer acabar cuanto antes pero de disfrutar de cada momento me acompañó los últimos kilómetros, que a pesar de ir disfrutando estaba deseando que acabaran cuanto antes.
Por fin llego a meta. Son casi las 7 de la mañana. 23 horas atrás despedía a Cazorla con la incertidumbre de un novato que se enfrentaba a una Ultra Trail con mucha ilusión y poca experiencia. Lleno de dudas y con mucha cautela dejaba el pueblo para volver 23 horas después con las energía gastadas, las fuerzas al límite, pero con una alegría inmensa de haber comprobado que todo había salido bien.
Buen trabajo. Volvemos a casa.
Tiempo atrás cuando empecé esta aventura me imaginé la zona de meta desértica, sin público, con pocas personas dela organización para control de finishers y entrega de medallas, algún que otro corredor de vuelta y poco más. Y así fue. Tal y como me lo había imaginado.
Estas carreras, para el corredor del pelotón no son solo solitarias durante su participación, también en el momento de llegar al Olimpo. Pero la satisfacción interior y saber que los tuyos en la distancia, te han apoyado y empujado a conseguirlo es suficiente.
La llegada fue a fin de cuentas como me la había imaginado, desangelada pero con una sonrisa en mi cara de haberlo conseguido. Todo según el plan. Nada más.
De vuelta al hotel, me conecto para dar parte a la familia y amigos antes de irme a dormir.
Desde el km 65, hacía 14 horas desde entonces, no me había podido comunicar con ellos y al no estar la carrera controlada por GPS no sabían nada de mí. No había cobertura en todo el parque natural, así que no me quedaba otra que hasta terminar la carrera no podría informarles.
No soy de emocionarme en meta por lograr el objetivo, pero he de decir que me emocioné al ver tanta y tanta gente preocupada por mí y queriendo saber cómo me había ido y si había llegado ya. Al ver ese apoyo incondicional de gente que apenas veo personalmente y que demuestran una calidad humana inconmensurable, me hizo emocionarme y lo hace ahora mientras escribo estas líneas.
Lo que pensaba, lo que sentía y lo que sigo pensando está escrito en este otro post, dentro de mi serie Desafío UTMB 2017, dentro de la cual se enmarca esta locura de la UTBS, que sin duda me ha hecho crecer como corredor de montaña y sobre todo me ha dado una fortaleza mental que me permite ver las cosas de distinta forma a partir de ahora.
Mr M