El 7 de diciembre de 2014 es un día que no olvidaré en mi vida. Ese día completé mi primera maratón. Se me ponen los pelos de punta al recordar el giro junto al hotel AC Málaga Palacio y divisar la meta al fondo. Una lágrima se me escapó sin poder evitarlo y tuve que apretar los dientes, decirme a mí mismo que no era el momento de ponerse emocional, «¡sigue corriendo!». Todo el esfuerzo de un año apunto de materializarse y en el ambiente, una pregunta, que creo, todos los que miraban detrás de la valla, se hacían al vernos a los que allí corríamos.
¿Por qué correr una maratón?
Para mí, ese día llegó con mi tirada de 25k. Mi hijo me despertó a las 6 de la mañana. Después de cambiar pañales, darle el biberón y ponerlo a ver sus dibujos, en vez de volver a la cama (yo odio madrugar), me dije, «no lo pienses, cálzate las zapatillas y sal a correr». Mi mujer, al ver la hora, me dijo “estás loco”. Cuando empecé a correr, las calles estaban vacías, empezaba a amanecer y a lo lejos pude ver a otro corredor. Cuando nos cruzamos, una sonrisa, un saludo cómplice y de repente, ¡¡zas!! Todo empezó a tener sentido.
Es cierto, estoy loco…esta es la locura de la que hablan los bichos, sentir el placer de disfrutar de un momento como este, la electricidad al atarte los cordones y saber que vas a enfrentarte a tus miedos, a tus limites, la rebeldía ante el destino que nos dice «lo que haces no es de una persona normal y sensata», y sin embargo, aquí estoy, disfrutando de cada zancada, de cada km…de cada momento. De esto se trata, ahora lo entiendo. Lo he visto en la mirada de ese corredor solitario y me he visto reflejado. Una sonrisa, un saludo y todas las piezas del puzle encajan. Es cierto, lo que dice mi mujer, estoy loco, estamos locos…de esto es lo que hablan los Bichos Runners.
Y hoy, 7 de diciembre de 2014, con la meta al fondo, apretando los dientes y con una lágrima a punto de salir descontrolada, ya puedo responder a la gran pregunta. Corro porque todo lo que he sentido no cabe en las 3h 53min 17seg que duró mi sueño, este viaje es más largo y más profundo. En ese tiempo, no caben todos los esfuerzos hechos a lo largo de un año y que me llevan a decir que corro porque en cada entreno he descubierto una parte de mí que desconocía, esa en la que no me rindo, y soy lo que nunca imaginé una persona constante y con fuerza de voluntad.
Además me he vuelto a encontrar con mi yo inconformista, ese que se rebela ante el destino, el mismo que se disfraza de sensatez para inculcarte el miedo, y que me decía “correr una maratón no es un esfuerzo hecho a tu medida”. Lo hago también, porque, con cada paso caen muros mentales, lo que me hace sentir libre, los miedos y las dudas son naturales pero se pueden y se tienen que superar y es tan sencillo como intentarlo, ni siquiera has de ganar, solo enfrentarlos.
Me hace sentir vivo, más allá de sentirte en forma, me ha dado una ilusión, la misma que sientes de niño cuando descubres algo que te apasiona y no puedes pensar en otra cosa…volver a sentir como un niño…eso es sencillamente brutal.
Corro porque para una persona como yo, que nunca destacó en nada, superar mis propios objetivos me hace que quiera gritarle al mundo que «AQUI SOY EL PUTO AMO, EL PUTO JEFE (Guardiola dixit)». Pero sobre todo y por encima de cualquier otra razón, preparar una maratón, me ha hecho sentir como muchas personas, HAN CONSEGUIDO DE MÍ QUE CREZCA POR ENCIMA DE MIS PROPIAS EXPECTATIVAS.
Desde las más cercanas como, mi mujer a la que amo y que me guía cuando llegan los miedos y las dudas, la que nunca me dijo, no vas poder con esto y me pone en mi sitio cuando no sé qué dirección tomar, hasta personas hasta entonces desconocidas, te ayudan y te empujan a alcanzar la meta, desde mi grupo de entreno en O2 hasta los bichos, que te aceptan en la manada y no te dejan sentir que estás solo en esto. Corro por todo eso y porque quizá algún día, mis hijos puedan presumir que su padre es un héroe porque ha corrido maratones. Y, como no, corro porque se lo prometí a mi hermano, aquí tu regalo de cumpleaños y el que tú me has hecho al apostar, una vez más, por mí quizá algún día te lo pueda recompensar.
Os diré algo, no intentéis explicárselo a nadie, no lo van a entender, pero si algún día salís temprano a correr y en el camino os topáis con un lobo solitario, sonreíd y saludad, quizás esa empatía del que está tan loco como tú, haga que todo tenga sentido y le anime a seguir adelante.
Mr Yiyi