Un domingo me despierto, no sé qué hora es, pero intuyo que es tarde por la claridad que entra por la ventana. Me giro inconscientemente y noto que falta algo. Me falta ella. Las 8 horas de sueño han hecho que olvide temporalmente que ya no estamos juntos. Mil recuerdos se me vienen a la cabeza y me doy cuenta que me va a hacer falta más de una noche para olvidarla.
En esos momentos una enorme sensación de desidia me empieza a invadir cuando de repente al girar la cabeza veo algo que me llama la atención. Ahí estaban ellas, mirándome como testigos enmudecidos de estos dos últimos años de mi vida. Algo viejas y pasadas de moda pero conservando toda su dignidad y grandeza como el primer día. Son mis zapatillas de correr. Debido a que me acababa de despertar y todavía tenía la cabeza un poco nublaba parecía como si las zapatillas me estuvieran hablando. Justo en esos momentos y casi sin pensar salto de la cama de manera casi instintiva, me pongo una camiseta unos pantalones y sin pensar me abrocho las deportivas.
Sin esperar al ascensor enciendo el mp3 y bajo los escalones de dos en dos. Al salir a la calle cierro levemente los ojos al notar el sol en mi cara y empezar a dar los primeros pasos sintiendo que vuelvo a respirar de verdad, lleno mis pulmones de aire y me dedico simplemente a dar zancadas, una detrás de otra, dejándome llevar.
Una de las cosas que me gusta de correr es observar a la gente, sobre todo a otros corredores, me fijo en su forma de correr, en las zapatillas que llevan, la ropa, etc. Y así van pasando los kilómetros cuando de repente me encuentro con ella. Creo que no me ha visto así que yo sigo a lo mío, corriendo, sin bajar el ritmo y disfrutando de mi música favorita.
Al cabo de un rato llego a casa, y mientras me ducho caigo en la cuenta de que esta es la esencia del running: simplemente desconectar y disfrutar de lo que más te gusta durante unas horas al día. Esa sensación de llegar cansado a casa tras una buena carrera es algo único. Como dijo alguien una vez “el running es como ese viejo amigo que siempre está dispuesto a echarte una mano”.
Mr Moto