¿Y quién es ella? Os preguntaréis…
… pues según para quién, ella es la fea con la que nadie quiere bailar en una fiesta, o el bombón que meterías en tu cama para dormir calentito cada noche; es la misma que dota a Nacho Vidal de la extraordinaria cualidad de ser igual de alto de pie que tumbado, o la que hace que tu vecino de al lado sea más rápido corriendo que tú cuando su única terapia ocupacional conocida sea la de rascarse el forrillo escrotal mientras ve el fútbol por televisión… sí, lo habéis adivinado, es la jodida Genética.
Quizás mis palabras desprendan un ligero tufillo a envidia recalentada, es posible, ¡¡pero es que es muy injusto que tu vecino corra más que tú sin trabajárselo!! Menos mal que nuestra amiga suele compensarlo por otro lado. Sobre esto deberíamos reflexionar en nuestra vida en general, y en el caso del running en particular, el conformismo mal entendido con la situación personal de cada uno donde se confunde éste con asumir aquello que no tiene posibilidad de cambio. Podemos afirmar que el conformismo es la mayor de nuestras limitaciones.
Se me ocurrió escribir sobre el tema a los dos días de celebrarse la Media Maratón de Marbella, donde pude comprobar que un conocido con una dismetría nada despreciable que sale de vez en cuando “pa’ soltar piernas” consiguió terminarla en algo menos de 1h31 minutos. Me alegré mucho por él pero me dio cien patadas en el estómago este hecho después del esfuerzo que estoy haciendo para conseguir mi objetivo de ser finisher el próximo 7 de diciembre en Málaga.
La Genética es limitante por naturaleza y en todos sus ámbitos, aunque en el caso del rendimiento físico establece un techo infranqueable a cada individuo y a la par también le dota de capacidad para poder alcanzarlo, es decir, debemos asumir nuestra limitación evitando así compararnos con otros y tratar de disfrutar con el esfuerzo por alcanzar esa cota máxima personal. ¿Sabías que el VO2Max (Capacidad aeróbica) es mejorable únicamente en un 20%? Partiendo de esa base, si tu índice inicial es de 40 ml/kg/min ya sabes que no podrás superar los 48 y eso se antoja lejano de los 90 aproximados de Kilian Jornet o nuestro Miguel Induráin, ¿verdad?
Pero es difícil, muy difícil evitar comparaciones, y el que escribe tiene una asignatura pendiente con esto, aunque sí que soy consciente de que no disfrutaré plenamente hasta que lo domine; en tu caso es posible que te identifiques conmigo porque no es algo aislado, a fin de cuentas el Ser Humano es competitivo por naturaleza y debía pelear por ser más rápido que otros si quería papearse el mejor chuletón de bisonte.
Un caso que sirve como ejemplo sobre lo que hablamos es el del alpinista Jesús Calleja y su polémica conquista del Everest con oxígeno en 2005. Para muchos fue una conquista a medias por no haberla hecho sin esa ayuda pero la mayoría soñaríamos siquiera con haber llegado a la cima como él; verdaderamente es una cuestión genética ser capaz de ascender sin oxígeno, no es algo que con más entrenamiento se consiga. Por tanto su techo quizá se situaba en 8500 metros pero de no haberlo intentado como fue, jamás habría saboreado el momento de coronar los 8848 metros.
Queda claro pues que debemos centrarnos en progresar todo lo posible para hacer del tópico “competir contra uno mismo” una realidad aunque miremos de reojo a nuestro vecino, al que trataremos que no se levante del sofá para sentirnos mejor con nosotros mismos cuando le fundamos en la siguiente carrera (cada uno se motiva como quiere)
¿Realmente es injusta la Genética?
Si nunca te lo has planteado y lo piensas ahora, lo último que deberías hacer es ponerte desnudo delante del espejo a compararte con Mr Vidal o, lo que es peor, a comprobar si llenas el famoso vaso de tubo, solo conseguirás estigmatizarte de por vida. Además, hemos quedado en que las comparaciones son odiosas.
Son diversos los calificativos que podríamos brindarle, muchas veces es generosa, otras tacaña, a menudo caprichosa, cruel y hasta graciosa, pero sin duda se la puede tachar de injusta, ¿o no?
Cuando empezamos a realizar cualquier deporte acostumbramos a fijarnos objetivos, unos son ambiciosos pero reales y otros sencillamente inalcanzables; buscamos resultados que no llegan y vienen las frustraciones por falta de éstos. Es en esos casos cuando tendemos a tachar a la Genética de injusta por no ser capaces de llegar donde otros lo hacen con insultante facilidad, lo que a fin de cuentas ha supuesto fijarnos en el individuo equivocado. Otras veces hablaremos de injusticia para acallar nuestra conciencia cuando deberíamos hablar de falta de “gónadas” para entrenar y sufrir.
Sinceramente y hablando de carreras, ¿cuántas veces o ha pasado un corredor y os habéis acordado de su madre porque no tiene pinta de ir al ritmo que va? Tú vas lanzado en los primeros kilómetros con el corazón en la boca dudando de poder aguantar ese ritmo hasta el final y en tu cabeza no cabe que una persona mayor o un “tío con pintas” te quite las pegatinas de esa manera pero es así, y os puedo garantizar que es algo que pasa a todos los niveles excepto en la élite deportiva. Un buen amigo mío es capaz de bajar de 1h20 en media maratón y rara es la carrera en la que no comentamos este hecho.
Como se suele decir, nadie puede elegir las cartas que le tocan pero sí cómo jugarlas y es ahí donde debemos preocuparnos de sacar nuestra mejor jugada. De nada sirve compararse con un Ferrari con motor V8 de 4 litros si dispones de un Seat 3L de 1.2 litros, pero seguro que eres capaz de sacarle más chicha a tu Seat rebajándolo de peso y comprimiendo al máximo ese 1.2 que el del Cavallino desperdiciando su potencial… eso sí, que no lo pille Alonso porque estarás jodido.
¿Cuánto mérito añade o resta la genética en un logro deportivo frente a un rival en peores condiciones que uno mismo? Qué más da, no eres un supercrack y no vivirás de esto, cada cual sabe cuánto tiene por dar y qué satisfacción recibe sabiendo que hace 1h40 cuando su techo podría ser de 1h20 en MM, personalmente no lo concebiría pero no todo el mundo tiene la “pedrá” que tenemos los Bichos.
Además en la vida tiene que haber de todo, al igual que en nuestro cuerpo hay millones de células y cada una desempeña una función vital; está claro que a todos nos gustaría ser neurona pero probablemente debamos dar gracias por no ser pelo de culo; todos quisiéramos ser Nadal, Gebrselassie, Jordan, Messi (bueno, Messi no, que es feo y piscinero) o Induráin, pero demos gracias a que no hemos salido políticos como Rajoy, Zapatero y compañía… ¿do you Ámsterdam me?
Asumamos lo que somos, ni muy buenos, ni muy malos, ni todo lo contrario; no perdamos la ambición y disfrutemos superando los obstáculos pues será lo que nos engrandezca frente a quienes la Genética trató mejor y no tuvieron huevos de aprovecharlo, pero nunca, nunca paremos hasta que estemos seguros de haberlo dado todo, solo entonces sabremos que hemos llegado a nuestra meta.
Y si alguna vez te falta motivación recuerda que al menos una vez fuiste el más rápido y fuerte de entre millones que tenían tu mismo objetivo.
Mr. Lizard