No sé cuáles serán vuestros motivos pero, los míos cada día van surgiendo.
¿Has sentido alguna vez algo así? Que tu vida gira en un mundo gris, donde predomina el asfalto y las prisas. No tiene nada que ver con temas amorosos y menos con ser o no ser feliz con la vida que uno lleva, ni quisiera que llegarais a malas interpretaciones, más bien lo catalogaría en filosofía… o algo espiritual.
Aclarado esto, retomo en que siempre estamos pendiente del tiempo, que si llegamos tarde al colegio de los niños, que si a las 12:30 tengo la cita con un cliente… somos esclavos del reloj.
Nace la necesidad de salir de esa monotonía insalubre tanto físicamente como psicológicamente.
Decides salir al monte, pero cuando le das al botón del Suunto, todo se paraliza. Llega un momento, donde ya no piensas en cuantos kms quedan, dejas de estar pendiente de los pies del que va delante y ya no estás concentrado en donde pisarán los tuyos. Levantas la mirada y ves realmente lo que tienes alrededor y en ese preciso momento es cuando cruzas el punto de no retorno, como si te hubieras tomado la pastilla azul de matrix y empezaras a ver el código fuente. Se detiene el tiempo, empiezas a oler a tierra mojada, palpas las hojas y ramas que se cruzan en tu camino y saboreas las mieles del momento. Todo es real, es precioso, todo verde y reina la calma, recargas de vida las baterías… te enamoras otra vez.
Cuanto más alto marca tu itinerario, más pican los cuadriceps, cuanto más pican los cuadriceps, más amplia tu sonrisa, y cuanto más amplia tu sonrisa… IRUUUAAJJJ!!!!
Ahora toca bajar, dejándote llevar y sin la certeza de frenada. Llegas a la meta, lo conseguiste y entonces lo entiendes todo, y comprendes que el premio nunca fue esa medalla ni la camiseta molona, sino todas las vivencias y sentimientos que te regalo cada metro, cada piedra, cada cuesta… I LOVE THIS GAME
Mr Rubio