La mayoría no te conocíamos. No conocía tu dorsal, tu equipo, ni siquiera tu nombre. Eras uno más entre dieciocho mil siete personas. Quizás te inscribiste en la Carrera Urbana para ponerte a prueba a ti mismo, para acompañar a alguien o puede que sólo fuese una competición más para ti. Maldita la hora. Quién sabe si tu corazón no estaba preparado para un esfuerzo de tal magnitud, o si un fallo congénito hizo que dejara de latir. A mi me da lo mismo, la cuestión es que no llegaste al final y eso me dejó tocado.
Sé que somos muchos a los que esta carrera nos dejó un sabor amargo. Durante toda la tarde del domingo no podíamos quitarnos de la cabeza la tragedia que supuso tu desvanecimiento repentino y trágico. En nuestro interior sabíamos que cualquiera podíamos haber sido tu.
En la carrera de la vida, llena de obstáculos, muchos no llegan a la meta. Y a ti te tocó en suerte quedarte en ese infame kilómetro siete. Tu pérdida prematura me ha hecho reflexionar. No sé cuantos kilómetros me queda para que termine mi carrera de la vida, pero pienso aprovechar cada paso restante. No voy a dejar nada para el final, ni un gramo de esfuerzo, ni de alegría, ni de amor a aquellos que me acompañan en mi camino.
Adiós amigo, estoy seguro que nuestras carreras volverán a coincidir más allá de las estrellas. Mientras tanto, va para ti mi carrera del pasado domingo.
Mr. Spjo