Ese viernes trece de mayo ya prometía grandes momentos; llegué con mis padres a Ronda y me traje conmigo todos esos nervios acumulados desde hacía meses, en los que bombardeaba a dudas a mis bichos Mr. M, Law, Rubio, Mountain, Marín o Lizard y mis montunos Juan o María, entre otros muuuchos.
Ese cosquilleo se esfumó tras repartir abrazos con mis compañeros en la Alameda del Tajo y con el trato familiar recibido por los padres de Mountain y su fiel guardián.
El sábado a todos nos alegraba ver el celeste en el cielo tras una semana de lluvias. Todo el pueblo era un río de deportistas y aficionados camino al campo de fútbol, donde tras los discursos de rigor, se ponía en marcha la 19 edición (no podía ser otra) de esta prueba.
Parto entonces la aventura con Mr. Boar, Rubio, Buzo, Juanfran y algún otro compañero ya experto en estas lides. El bullicio de animadores y el pelotón agrupado hicieron que el primer cuarto de carrera volara casi sin darnos cuenta.
A la entrada del Puerto de Navetas nos cruzamos con M & Belu persiguiendo sus objetivos a un ritmo endiablado y a la salida, damos con un donut que nos supo a menú gourmet. En las primeras zancadas atravesando Arriate, nos encontramos a mis padres con un lote de bocatas y plátanos para cargar pilas.
Visto el tamaño de los primeros, optamos por el postre y seguimos en el camino alternando las subidas andando ligero con las bajadas y rectas que a la señal de Juanma de «¿un trotecito?» me animaban una y otra vez como un niño lo hace con un caramelo.
Así llego a Alcalá del Valle, junto a Rubio, Juanfran y Boar quien tuvo que recurrir a ayuda médica para sus pies y al que perdimos de vista pese a volvernos en su busca, lo que hizo que tuviéramos continuar sin él los próximos kilómetros.
Allí pasada la mitad de carrera, mis padres, mi hermana y mi cuñao me dieron otra inyección de energía y le hicimos hueco a esos «pitufitos» de jamón y queso.
Los pies más que otra parte del cuerpo se empezaban a resentir, pero nos dieron referencia de que Law, JC y Marili estaban cerca y eso nos daba un puntito más en la marcha, novevieeeoo!!
Llegar a Setenil de las Bodegas me puso los vellos de punta, con los espectadores mezclándose entre nosotros y transmitiéndonos esa euforia y fuerza tan necesaria para lo que quedaba. Por si fuera poco, allí nos encontramos a Mr Lauval y Teacher, que fueron expresamente a animar al equipo, con Mr Fartleks Killer y con Law y cía. Perdimos un tiempo precioso con mis mochilas y la noche amenazaba con caernos encima.
Tras otra subidita curiosa por terreno empedrado confirmamos que llevábamos provisiones para no parar en el próximo avituallamiento donde encontramos a Law y JC, que poco después nos cazaban con las luces largas puestas cual estrellas fugaces. No veía la hora de la última parada larga y se sumaban a nosotros Mrs Monroe y el increíble Gus, vaya remontada y qué alegría nos dió poder ir juntos de nuevo en busca del espetito, que no llegaba.
En el cuartel, el caldito entró de escándalo, picamos algo, me puse mis zapas de asfalto que tanto agradecieron mis pinreles y tras algún que otro despiste de los míos afrontamos la parte más dura, por el cansancio acumulado y por el terreno embarrado, en el que mantenerse en pie fue un verdadero milagro.
La «maravillosa» app de seguimiento decía que estaba en meta cuando aún me faltaban cerca de 6 horas para ello. No fue fácil, pero la cabeza y mi última pareja de baile Mr Boar, se empeñaron en decirle a las piernas que llegados a ese punto… la meta, la medalla y la sudadera eran la única salida.
En esos instantes, aunque me prometía no volver, aquella cinta naranja en la muñeca me recordaba aún con más ímpetu el calor recibido por tantos familiares y amigos.
Gracias a todos ellos disfrutamos el amanecer de Ronda, con algunos esperándonos, pese a haber llegado hacía horas, (incluida Mrs Little, cuya enorme cobertura y apoyo durante todo el fin de semana será siempre admirable) y con ese ansiado y emocionante abrazo con quienes me dieron la vida.
Pasadas un par de semanas, contagiados por aquel espíritu cientounero, ellos mismos me preguntaban si volvería a hacerlo. Sobran los motivos… Allí estaremos con nuestra legión de Bichos, uno para todos…!!!
Mr Beetle