Nunca supe por qué comencé a correr, quizás fuera porque nuestro profesor de Educación Física, Antonio Cabrera, era muy dado a deportes como Atletismo y Orientación: esos deportes que hace 20 años nadie quería practicar y que solo movía la pasión, la pasión de unos apasionados.
Si supe porqué comencé el deporte, mis padres nos apuntaron a mi hermano y a mí, a la escuela de natación del Cerrado de Calderón (dónde ya practicaba mi hermana mayor).
Mis padres y mis profesores me educaron, me dieron valores y me enseñaron un mundo dónde aplicarlo, el deporte era una opción, una opción como otra cualquiera, que yo abracé fuerte.
Correr comenzó a hacerme feliz muy pronto, no era el mejor, pero si era de los pocos que lo hacían y el resto de compañeros animaba. !Vamos Dani! Me gritaban desde las gradas de la Ciudad Deportiva de Carranque, y aunque yo era el más lento de ese equipo de 4, en sus gritos no se reflejaba.
Y así, sin quererlo llegó mi primer entrenador. En el colegio Ángel Carmona se encargó de la sección de atletismo, y de paso del resto de mi carrera deportiva. Me cogió de la mano tan fuerte que juntos fuimos subiendo peldaño a peldaño, zancada a zancada y etapa a etapa, logrando algunos éxitos deportivos y experiencias personales, que se convertirían en mi forma de vida.
Todos crecemos y por el camino vamos decidiendo que queremos ser de mayor. Y así primero corres, luego piensas en correr, más tarde tienes la suerte de dedicar la mayor parte de tu tiempo a ello, y así deseas para los demás, lo mismo que para ti. Y así te haces entrenador, con formación, experiencia e inquietud, con las ganas de poder enseñar a los demás, lo gratificante de correr, todo lo que ello te puede aportar en la vida.
Y a la vez que corría me formaba y a la vez que me formaba corría, poco más ocupaba mi vida. Me diplomé en Magisterio por Educación Física en Málaga, y me licencie en Ciencias de la Actividad Física en Barcelona; ahora estudio un Máster de Alto Rendimiento en Madrid.
Y en todo ese camino conocí a muchos atletas y a grandes personas. Unos pocos depositaron su confianza en mí, para que yo fuera su entrenador.
Más tarde me llegó la oportunidad con la Maratón de Málaga. Iba a ser el entrenador de un montón de personas inquietas como yo, que un día decidieron que el día más importante de su vida, iban a correr 42km y 195metros, como hizo Filípides, pero sin morir en el intento.
Intentar entrenar a gente que no conoces es difícil, no sólo desde el punto de vista más científico de la tarea (pues creo profundamente en el entrenamiento individualizado), sino en el aspecto moral. ¿Cómo convencer a alguien que no conoces, de que lo importante no es la meta, si no el camino? Y hacerlo solo con unos cuantos documentos.
Todos los atletas necesitamos ayuda. Seamos altos o bajos, fuertes o débiles, lentos o rápidos, necesitamos alguien que nos marque el camino, que nosotros mismos queremos recorrer. Lo fácil sería trazar una línea recta, a través del bosque, y con maquinaria y excavadora hacerse paso a través de él. Pero nos estaríamos perdiendo las piedras, las subidas, las bajadas, las curvas, las grandes rectas, los arroyos, las montañas…y todos los animales de ese glorioso camino.
Así me encontré con los BICHOS, recorriendo mi camino, en el arte de vivir y correr, intentando ayudar a la gente a hacerlo, no igual que yo, tal vez mejor, pero sí disfrutando, si es posible más.
Yo era un Bicho, un bicho sin manada, un bicho que conoce muchos bichos, un bicho al que vosotros pusisteis nombre cuando nos encontramos en el camino.
Mr. Sensei os da las gracias, por la camiseta y por correr, por correr por el mismo sitio, vuestro corazón.
Dani Perez – Mr Sensei