Meses atrás, recién acabada la Maratón de Málaga, un grupo de valientes y aguerridos runners se plantearon un nuevo reto: correr el 22 de Febrero de 2015 la Maratón de Sevilla -de las que dicen, y con razón, que es de las mejores de España, si no de Europa. Esos valientes -o locos, según se mire- fueron Mrs. Boots, Mr. Anfibio, Mr. White y Mr. Law.
Cada uno de ellos tenía su reto personal posterior -101 kms de Ronda y la preparación de un triatlón, básicamente-, por lo que sus preparaciones se centraron en dichos retos, y no en la maratón de forma específica. Esto le daba un puntito más de épica y emoción a la prueba.
Por una inoportuna dolencia física, Mr Law se vio obligado a ceder el dorsal a un corredor amigo de Mr Anfibio, pues el médico le recomendó reposo durante un mes, lo que haría imposible que llegase con garantías de salir vivo a la cita. Pero todos sabemos ya a estas alturas que Mr Law no es conocido por su cordura y capacidad de mantener la mente fría, verdad?
Así las cosas, el viernes 20 de febrero, y sabiendo que no iba a correr, Mr Law se concedió el pequeño homenaje de visitar el Pimpi con su más que tradicional -y embriagador- vino dulce, con posterior visita a la afamada Plaza Mitjana malagueña, conocida por todos por la escasa influencia de alcohol que allí hay…
Sábado 21 de Febrero de 2015: Ya en primera persona, partida hacia Sevilla, llegada al hotel y, sorpresas de la vida, vuelta hasta la punta contraria de la ciudad a recoger el dorsal. Allí estaba Mr Sensei, al cual le comenté mi plan de acompañar durante los segundos 21 kms del recorrido al resto de participantes, ante lo cual me respondió que porqué no me animaba a correrla entera. Entre el ambiente y ese comentario, mi mente estaba más caliente que el centro de un volcán.
Foto con Mrs Little -que se plantó en Sevilla de visita sprint- y Mr Sensei en la feria del corredor.
Una vez acabada la comida -con demasiada cerveza para ser el previo de una maratón, pero yo seguía sin ver claro eso de correr, sobre todo porque ya me había comprometido a ceder el dorsal-, llegaron Mr Boots y Mr Anfibio. Y las peores de las noticias llegaban a mis oidos: Mr Boots estaba mala malísima con fiebre, y era muy seria duda para el día D, aunque se fue a la cama de inmediato intentando apurar sus opciones. Mientras tanto, Mr White estaba de tiendas por Sevilla con su familia -también muy propicio para correr 42 kms al día siguiente- y Mr Anfibio y yo mismo nos fuimos a dar un leve paseo por los aledaños del hotel y comprar la cena -pizza, por aquello de los hidratos.
Nosotros siempre tan sociables. De hecho, fuimos tan sociables que incluso dos chicas -un poco alcoholizadas, todo sea dicho de paso- nos empezaron a piropear de forma bastante contundente y tuvimos que huir del lugar!
Disfrutando un poco de las vistas del puente de Triana
La espera de la cena es más llevadera con una cervecita -eso sí, ya sin alcohol.
Domingo 22 de Febrero de 2015: Suena el despertador pronto, a las 06:15 de la mañana. Lo primero que hago es coger mi teléfono y preguntar por el estado de Mrs Boots -ojalá, de todo corazón, estuviese recuperada-, pero las peores de las noticias posibles fueron las que leí: no iba a correr porque seguía con fiebre.
GUERRERA, CAMPEONA, PEDAZO DE BICHARRACA, HABRÁ MÁS EDICIONES Y DESDE AQUÍ TE REPITO LO QUE TE DIJE: QUE EL AÑO QUE VIENE REPITO EN SEVILLA CONTIGO Y CON MR ANFIBIO HASTA CRUZAR LA META EN EL ESTADIO DE LA CARTUJA!
Dicho esto, sólo quedaba por hacer una cosa: ceder el dorsal de Mrs Boots y quedarme yo con el mío. De esta forma tan peculiar, como poco esperada, me planté en la cafetería del hotel a intentar desayunar -no entraba nada, cosa de los nervios. Como no lo llevaba preparado, cogí el portadorsal y los geles de Mrs Boots, y Mr Anfibio y yo salimos hacia la Cartuja, donde nos esperaba el bueno de Mr White.
El pretendido desayuno.
Tras dejar todo en el guardarropa, enfilamos el camino hacia la salida con una ligera brisa que hacía tiritar de frío -ya me acordaría yo de esa brisa tres horas más tarde-, aunque nos quedamos sólos Mr White y yo, pues Mr Anfibio tenía una oferta de su amigo -el del dorsal- para hacerle de liebre de sub 4 horas -3:45 le prometió- ante lo cual no pudimos hacer otra cosa más que echarlo a patadas para que se aprovechara de ello (la única pena, que la liebre saliera corriendo a 4:30 el km sin avisar y dejase tirado a Mr Anfibio a los 100 metros de comenzar la carrera; pero eso son otras historias que enturbiarían esta crónica)
Así las cosas, me propuse hacer toda la carrera junto a Mr White, y así lo hice, desde principio hasta el final, desde el priemer metro hasta el último centímetro; pasando por barrios más animados y por otros un poco menos, contándole chistes en el km 32 cuando sus fuerzas fallaron momentáneamente y empujándome él a seguir cuando me tironeó el isquio de la pierna derecha; riéndonos con los novatos que decían aquello de «llegar con garantías al km 30» -ni garantías ni nada, se llega con dolores hasta en el alma, que dijo el poeta-, disfrutando de un ambiente inmejorable, devorando kilómetros casi sin darnos cuenta, y escuchando batallas de otros corredores -por ejemplo, unos vascos que, ante mi pregunta de si estaban soltando piernas antes del Zegama, me contestaban con toda la guasa del mundo que desde la meta se subían corriendo para Hernani.
No obstante, llegados a la plaza de España -allá por el km 35 o 36- la cosa se puso seria, dolores por todo el cuerpo, agotamiento físico y mental…vamos, lo normal. Aún así, Mr White pudo aguantar el tipo y hacerme a mí aguantarlo con él, y apretamos casi 20 segundos por km -sí, yo también pensé que eso no se podía hacer a esas alturas- hasta ponernos a 5:30 el km.
El final no pudo ser más épico cuando Mr White se encontraba con su familia a la entrada de la Cartuja, para llegar hasta la meta ya con un suave paseo y cumplir una vez más con la gloria soñada: cruzar el arco de meta. Te costó, te ha costado durante años, pero ahí estás, campeón!
Disfrutando del sabor de la gloria!
Al final, Mr Anfibio cumplió con su objetivo de bajar de 4 horas y encima lo hizo solo. Chapeax, crack! Mr White y yo cumplimos con nuestro objetivo: 4 horas, 12 minutos y 48 segundos. En mi caso, además, mejoré mi mejor marca personal en 18 minutos -y eso que la semana había sido de carga, con 32 kms en las piernas y 2 sesiones de gimnasio-, y Mrs Boots tuvo el detalle de, mala como estaba, acercarse a vernos a la meta.
Grandes todos!!!!!! Mrs Boots, tú también te merecías la medalla, por eso la llevas colgada!!!
Y lo mejor, cómo no…la comida-cervecita POST MARATON!!!!!!
Mr Law