Entre hielo y barro forjé mi leyenda.
Quizás suene algo exagerado, presuntuoso incluso. Pero así es como me siento hoy: exultante. Y entiendame el lector: para un ex-gordo con vértigo, verse corriendo a 1000 metros de altitud como si fuese una cabra montesa -una cabra montesa algo lenta, eso sí- es todo un reto. Pero pongamos un poco de orden.
06:50 de la mañana, hora prevista para despegar la cara de la sábana. En 10 minutos estaba sentado en la cocina con el desayuno por delante: dos yogures ecológicos -Mr. Lizard va haciendo mella- con un buen puñado de frutos secos, un plátano y una cucharada de miel. La noche anterior la cena fue copiosa, y con éste desayuno iría de sobra.
Con todo preparado desde la noche anterior, a las 08:00, puntual como un reloj suizo, estaba en el polideportivo de ciudad jardín esperando a Mr. M, que me recogería con su primo y su cuñado -vaya tres compañeros que me busqué jaja. Y camino de Bedalmádena, como mandan los cánones.
La previsión meteorológica pintaba regular -ya lo avisaron la tarde anterior en la charla técnica: si llovía, podía incluso nevar, y daban lluvia-; hacía fresco, y comenzó a llover a eso de las 09:10 de la mañana. De este modo, a 10 minutos de comenzar la prueba, nos encontramos casi 600 valientes y aguerridos corredores esperando a escuchar la señal de salida…Y AHI LLEGA!!!
Un comienzo muy en la tónica de Alpino Bedalmádena: una pendiente que Indurain hubiese preferido no subir en sus tiempos buenos. Una vez acabado el tramo urbano -a eso del km 2- comenzamos lo bueno: por fin empieza la impresionante senda. Tras un primer tramo muy corrible, comienza en seguida la subida al primer pico con vistas a la cantera -aquí me encontré con el grandísimo Álvaro Pacheco y su primo Curro, que ya me acompañarían hasta el final de la carrera-, para coronar en la cima de Calamorro. Continuamos por un buen trecho de llanos y bajadas donde apretamos el ritmo -corríamos a 5:30 el km aproximadamente- cuando COMENZÓ A GRANIZAR! Puede ser más épico??? Diría yo que no.
Cuando todo parecía ir como la seda, llegamos a la subida «cachonda» de la jornada: la zona de los bancales, con cuerdas para ayudar a subir al personal, y en los tramos sin soga subiendo a cuatro patas y escalando: empleamos algo menos de 20 minutos en ascender 1’5 kilómetros. Debo detenerme a hacer una descripción de lo que sentí: un bosque cerrado y frondoso, niebla, frío, viento, granizo, humedad…BRUTAL! Y tras coronar, a correr cuesta abajo como alma que lleva el diablo!
No puedo describir con palabras lo bien que me he sentido, cómo lo he disfrutado, y lo poquísimo que he sufrido para lo que me decían que debería haber sufrido. Al final, Mr. M se ha cascado 2h28 minutos, su cuñado 2h12minutos y su primo creo que 2:40; para un tiempo de 3 horas y 10 minutos míos. Pero el tiempo aquí era lo de menos.
Espero que ahora entiendan porqué comencé este escrito hablando de leyenda…porque yo jamás me imaginé que sería capaz de hacer esto que he hecho hoy, sin que sea esto ninguna heroicidad. Ya he superado límites que jamás pensé que pudiese superar. Cuál será la siguiente barrera a superar, el siguiente muro que romper, la siguiente montaña que escalar?
Mr. Law