Doce y cuarto de la mañana, el olor del café y el mollete de Antequera en la tostadora, recién duchado y viendo el partido de las doce, por la tele, que más se puede pedir.
Este sería un desayuno normal de un domingo cualquiera salvo que para al menos otras 800 personas era el segundo desayuno, el primero sobre las 7.30 de la mañana con cereales y con los nervios de la carrera.
Este domingo tocaba tomar el Castillo de Gibralfaro y a las nueve de la mañana las huestes se empiezan a congregar a la altura de Frigiliana, la calle, claro está.
Como buen ejército que se precie cada soldado había preparado su uniforme de batalla y había lustrado bien sus botas, zapas en esta ocasión y así llegados de todas las partes de la provincia se empezaban a arremolinar por grupos, batallones, regimientos, y ahí por supuesto estábamos los bichos.
Las fotos antes de la batalla, las caras sonrientes y los saludos, el coronel también han venido a desearnos suerte, de repente se oye el toque de la corneta….
Las caras cambian, se tensan y toca arrebato….al asalto, la épica, la carrera más antigua de Málaga le dicen a un recién llegado a estas lides, a partir de ahí el batallón se dispersa, el asedio comienza los primeros toman el castillo en poco menos de 30 minutos entre ellos nuestro sensei que porta nuestra bandera.
Arriba nos espera el honor y la gloria, poco a poco vamos llegando, junto con el resto de corredores, nos dan la poción mágica, los abrazos y la alegría deber cumplido, el castillo ha caído a nuestros pies.
La bajada recreándonos en las vistas de la bahía, volvemos a casa una vez más sanos y salvos.
La semana que viene no sé qué hazaña nos esperara, pero como he oído en algún sitio, esto es algo más que correr
Mr Turtle