Valencia 18 de noviembre de 2.016
Si la memoria no me falla, no escribo desde el pasado 28 de febrero del 2.015. Y fue para hablaros de mi maratón de Sevilla. Después de esta, he seguido haciendo pruebas, pero dejé de escribir por desidia.
¿Y por qué ahora? Porque me apetece contaros mí última carrera en modo disfrutón. Desde mi lado más Anfibio.
La maratón de Valencia no fue una carrera que tuviéramos planificada. Surgió. Como surge un embarazo no deseado, de un día para otro.
Es más, podría decir que ha sido un regalo navideño por adelantado. Como si los de Zapas Solidarias hubiesen leído mi pensamiento y se hubieran propuesto realizar el reto #Hazfeliza1Anfi.
Valencia fue un pues ya que, pues ya que vamos la corremos. Y es más, fue mi última carrera antes de mi último gran Reto del año. El próximo día 17 que correré uno de los Ultrafondo más duro de la vida.
A Valencia fui a ver a este señor. Amigo mío. Amigo desde hace más de 10 años. Compañero valenciano, concretamente de Gandía. Un municipio al sur de la capital del Turia.
Pero la cabra siempre tira al monte ¿verdad? Y dijimos, ¿pues ya que vamos a Valencia por qué no corremos la maratón?
Dicho y hecho. En cuestión de cero coma cero teníamos hotel y medio de transporte reservado.
Pero claro, en Valencia no estaba solo Paco, también estaba mi amigo Vicente y mi amigo Don José. En cuanto los llamé ya estábamos cerrando día y hora para vernos.
Vicente el chaval de arriba y Don José y señora abajo. El señorito de la camisa azul un camarero muy zalamero y la rubia mi futura esposa.
Con este panorama, la carrera era lo de menos. Aunque ya hacía series y cambios de ritmos. Como los Sioperras de bichos runners.
Una vez alojados en el hotel y ordenado el equipaje, nos fuimos a recoger los dorsales y visitar la feria del corredor. Dorsal en mano nos fuimos hacer turismo por la ciudad del running.
Al llegar la noche fuimos a cenar, pero antes, por el camino a 400 m de la catedral nos quisimos retratar como falleras porque ser un bicho es algo más que correr.
Los comercios nos hicieron descuento del corredor. Solo tuvimos que entregar el DNI y nº de dorsal.
Así que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid nos pusimos como el quico sin que se enterase el Tato, ya que muy pocos comensales sabían de dicha oferta (según la camarera).
Al día siguiente Paco y señora nos recogieron. Visitamos el puerto y la Malvarrosa (La playa más conocida de Valencia). No fue necesario ponernos al día, ya que hablamos por teléfono cada dos por tres. En nuestro caso la distancia no es un problema.
Hicimos nuestro clásico tumbaito y mil tonterías más. Había que aprovechar el tiempo y dejarnos de historias.
Después de despedirnos con un hasta pronto, porque nos veremos en diciembre si todo va bien, nos fuimos a hidratarnos.
Todo bicho que se aprecie bebe cerveza antes, durante y después de una carrera. Pues yo no quise ser menos y tomarme alguna que otra.
Después de la merienda/cena con Copi y señora, la cual invitó el muy “nano”, nos fuimos a dormir. Ahora tocaba ponerse “un poco” serio, ya que cuando nos despertáramos al día siguiente tocaría correr.
Lo que os voy a contar es muy personal, tan personal que voy hacerme la idea que nadie lo va a leer. Como si lo que fuera a escribir quedara en una libreta, que al cerrarla y guardarla en el cajón de mi mesita de noche nadie supiera de estas palabras.
Mrs. Boots esto va por ti.
Una vez más me vuelves a sorprender. Una vez más reconozco tu fuerza de voluntad. Una vez más me siento orgulloso de ser parte de tu vida.
Terminaste los 42.195 m. Sufriste cada zancada. Bailamos, cantamos. Visitamos cada “puesto médico” o ambulancia que encontrábamos por el camino por un chorro de réflex. Así desde el km 5.
Me hiciste sentir importante en una carrera que para mí era un ni fú ni fá, porque ya con estar en la salida y ver a mis amigos era suficiente.
Y ahora tenía que cuidarte, mimarte y “hacerte” la carrera “fácil”.
Lo conseguimos……entramos juntos, como a mí me gusta entrar, cogidos de la mano. Porque esto del correr no sería lo mismo sin ti. Sería… pero diferente.
Y esto fue Valencia, la maratón de Valencia. Contada desde un punto de vista Anfibio. La que al menos debes hacer (si puedes) una vez en la vida y disfrutar de cada rincón, de su aroma y de su color.
Mr. Anfibio