KM 0: ¡Ya está! Ya no hay vuelta atrás, son las 11:00, ya se ha entonado «El novio de la muerte«, se han gritado los «Vivas» reglamentarios y han dado la salida. ¡A correr se ha dicho!
KM 2: Llevo dos kilómetros recorriendo las calles abarrotadas de gente en Ronda, el ambiente es espectacular. Encuentro a Truji, Luismi, Óskar y Sergio, con los que he estado planificando esta carrera. No participamos como equipo, nuestros dorsales así lo dicen, pero ¡somos equipo! ¡Somos manada!
KM 11: Estamos en el segundo avituallamiento, van 2 de 20. Parece que acabe de empezar a correr, voy tan entretenido viendo a la gente, los paisajes, la fila de corredores que se divisa en cada remonte, etc., que ni me doy cuenta de cómo pasan los kilómetros.
KM 29: Hemos llegado a Arriate, en las calles mucho ambiente, estoy viviendo un sueño. Aquí están mis padres, Azahara y Clau. Salimos del pueblo, ahora empieza la primera subida importante, la subida hasta el Cortijo del Polear.
KM 50: El grupo se mantiene unido, llevamos 6 horas corriendo, nadie flaquea, ¡al contrario! ¡y ya estamos en Setenil de las Bodegas! Las calles rebosan de gente. Este momento no puede expresarse, hay que vivirlo. Aquí vuelvo a ver a mis padres, además ya no están solas Azahara y Clau, ¡está todo el Sherpa Team de los Bichos Runners! Mientras todos charlan, continuo la carrera, sin esperar a mis compañeros, no me quiero enfriar, voy con la adrenalina a tope.
KM 52: Me llaman preguntando dónde estoy, les digo que he seguido, que voy a ritmo lento, que me den caza, que no quería enfriarme… En mi interior, antes de esa llamada, mis ansias de competición no decían eso, decían «¡Tirale tú! ¡Vas bien! ¡Aprieta el ritmo!«.
KM 70: Veinte kilómetros me he llevado agradeciendo que sonara el teléfono en el KM 52, ya que desde el KM 60 he tenido dolor en las rodillas, y ya no iba tan fuerte como pensaba. Es en estos momentos cuando agradeces ir con tan maravillosas personas. Pero ya ha remitido el dolor, estamos en el KM 70, ¡en Cuarteles! Nuevo chute de adrenalina, y piensas «solo quedan 31 Km, ¡esto ya está hecho! Ahora cambio de camiseta, a abrigarse que empieza el frío, a comer un poco y listo«. Allí, nuevamente nos esperan mis padres, Azahara y Clau. ¡Nunca me había alegrado tanto de ver a mis padres! Le transmito mi alegría, me cambio, me reúno con mi equipo y entramos en el Acuartelamiento de la Legión. Allí cenamos, con cerveza incluida, y nuevamente decido continuar para no enfriarme.
KM 73: Dicen que el hombre es el único animal que tropieza tres veces en la misma piedra, yo tropiezo quince. El orgullo y las ansias de competición llevan haciendo que desde hace tres kilómetros vaya a paso firme en las subidas, sin esperar al equipo, sin aflojar el ritmo, simplemente pensando «si sigo así puedo llegar antes de lo previsto» o «venga, que a este ritmo recortas más de media hora«. Pero esta vez la consciencia es mucho más fuerte, me viene a la memoria esos momentos que hemos vivido durante 70 kilómetros, me viene a la memoria otro compañero, Sevi, con su lema «paso de tiempos«. El tiempo, maldito tiempo, malditas ganas de vivir en el futuro y no en el presente… Aquí me paro, saco mi teléfono y llamo al equipo. Ahora si que aflojo el ritmo, ya no me importa que me adelanten, ya se con quién quiero entrar en meta, con Luismi, Óskar, Truji y Sergio.
KM 77: Estoy en el avituallamiento 15 de 20, estoy esperando al equipo, equipo que no sabe nada de lo que ha estado pasando por mi cabeza. Ahí están, están entrando en avituallamiento, y creo que ha sido la expresión de felicidad más grande que he tenido en la carrera, claro que con la oscuridad y la distancia para mí se quedó jejeje. ¡Nos ponemos en marcha! Queda el rodeo al Hacho, dos cuesta y ¡listo!
KM 81: Que largo es el Hacho. ¡Madre de Dios!
KM 83: Estamos en Montejaque, y vamos cuesta abajo para Benaoján.
KM 86: Estamos en Benaoján, ¡vamos volando! Aquí está Lourdes y Kyra, ¡que alegría ver a mi perra! Pero esta no es su carrera, habrá muchas, no tengo la cintura como para que Kyra me vaya tirando durante los 15 kilómetros que quedan. ¡Al lío!
KM 98: Después de 12 kilómetros complicados, ya se ve, ahí está, Ronda. ¡Vaya foto con el Tajo de Ronda de fondo! ¡Ya no queda ná! En este momento me podrían haber dicho que son 200 Km. más y los hubiera corrido, ahora si estaba eufórico, ahora si quería tirar, pero no solo, con mi equipo, con mis amigos, con esos con los que tanto he pasado durante más de 14 horas.
KM 101: Indescriptible, increíble, alucinante. Da igual los calificativos que ponga, entrar los cinco agarrados de las manos por la Alameda no tiene forma humana de expresar la felicidad interna que una persona puede sentir. El saber que has podido, que hemos podido todos. Saber que las metas están en la cabeza, que con preparo y constancia todas las barreras se pueden derribar. Vaya lecciones me llevo de Ronda, vaya recuerdos…
Mr. Nampe