Un poco más adelante, sobre el 18k, adelanté al primero de mis amigos (el otro novato) pero lo realmente importante es que, a partir de ese punto, coincidí en ritmo con otro corredor (Álvaro) con el que compartí los siguientes 18 kilómetros. Con él pude vivir una de las experiencias más gratificantes que tiene este mundo de locos aficionados a correr. Sin conocernos de nada, sin hablar demasiado, nos hicimos compañía, compartimos los avituallamientos, algún comentario sobre cómo íbamos, el momento en que él se encontró con su familia y los ánimos que le dieron para sobrevivir al laberinto interminable entre el Martín Carpena y Sacaba. Volví a verlo justo antes de la salida de la Media Maratón de Málaga 2014 y nos saludamos con afecto.
Tenía por delante los que, hasta hoy día, han sido, sin duda alguna, los kilómetros más emocionantes que haya recorrido. Me sentía fuerte y confiado (salvo una leve molestia en el empeine izquierdo, no sentía la menor sensación de fatiga) la euforia por tener tan cerca un sueño que hasta poco antes ni siquiera contemplaba como posible me arrastraba. En el 39k me encontré con mi otro amigo. Iba ya sufriendo mucho y, en seguida, me dijo que siguiera adelante, que ya nos veríamos en la meta. En el 40k una chica rubia saltó de entre el público y se puso a mi paso. Era MdM, mi mejor amiga, por quien retomé mi interés por el running y todo un ejemplo de cómo el deporte puede salvarte la vida (este año ha corrido su primera maratón, nada más y nada menos que en NY (una campeona!). Nos abrazamos, me felicitó y me dio el impulso final.
A 500 metros de la meta, me esperaban mis padres y Esther y ahí ya no pude contener las lágrimas (casi afloran al recordarlo). Todos los madrugones, todo el cansancio acumulado, las lesiones, todo cobraba sentido en ese instante al ver la felicidad (y por qué no decirlo) el orgullo reflejado en sus rostros. Curiosamente, al cruzar la meta sólo sentí una enorme sensación de paz y tranquilidad…
Dicen que ser maratoniano te cambia la vida y si miro atrás no me cabe duda de que, al menos, la mía no volverá a ser la misma. La que por entonces era mi novia es hoy mi mujer (Mrs. Banders) a la que nunca agradeceré bastante su apoyo cada día. De la maratón surgimos @bichosrunners donde he encontrado más que compañeros de carreras verdaderos amigos.