El título es bastante explícito. No soy de los que gusta de dejar con la intriga hasta el último momento, por lo que ya os adelanto que mi participación en los 101 kms de Ronda tuvo un final bastante más prematuro y muy distinto al esperado.
Todo comenzaba el viernes a eso de las 3 de la tarde, cuando, carretera y mochilas, ponía rumbo hacia Ronda, con más miedo que bártulos – que ya es decir- aun a sabiendas de que el trabajo lo tenía hecho, y bien hecho.
Una vez allí, y tras soltar todas las cosas, nos encontramos con Mr Mountain -Mrs Little y yo, que era la que venía conmigo de sherpa de apoyo junto con su hermana, la cual llegaría más tarde- y pusimos rumbo al polideportivo a buscar a Mr M para recoger los dorsales y dejar las bolsas en los camiones de Setenil y el Cuartel.
Tras disfrutar un rato del ambiente, que era ESPECTACULAR, nos fuimos directos a la cena de la pasta, pues nos olíamos que se podía poner como un hervidero -y tal cual lo predijimos, así que fue-, donde nos encontramos con Mr Lizard, y donde tuvimos el honor de compartir cena con Joan Marc Falcó, a la postre el segundo clasificado en la modalidad de marcha individual.
Llegó el día. Suena el despertador, y algo no va tal y como debería. Siento un tremendo escozor en los ojos -no es cansancio, he dormido como un bebé- y noto el cuerpo pesado y la nariz congestionada: LA PUTA ALERGIA. Bueno, no pasa nada, mucha agua y a desayunar: pan multicereales con margarina y pavo, y un té rojo. Sin apenas darnos cuenta, ya estamos caminando hacia la línea de salida, situada en el estadio de futbol de Ronda.
Y allí nos encontramos, una vez entrar en el estadio, bajo el arco de salida esperando que den los vivas reglamentarios con los nervios a flor de piel.
A partir de éste momento, TODO LO QUE PUDO SALIR MAL, SALIÓ PEOR. No tengo excusa alguna, simplemente cometí errores de novato joven e impulsivo -en palabras de Mr M-, pero bueno, os narraré paso a paso.
El primero de los errores llegó a los 10 segundos de dar la salida: cuando me había planteado no correr en ninguna cuesta arriba, el impulso de la gente hizo que me cascara los primeros 4,4 kms -en pendiente ascendiente- a un ritmo bastante más alto del entrenado. Entre eso y los nervios, me planté en el primer avituallamiento clavando el parcial que tenía previsto pero con las pulsaciones disparadas, por lo que me paré a repostar los bidones y relajarme un poco.
Las sensaciones a estas alturas no eran buenas, y no lo fueron hasta que salí del segundo avituallamiento -y porque por la acumulación de gente estuve allí parado 18 minutos-, momento en el cual empecé a disfrutar de verdad de la carrera. Los paisajes tornaban agradables, había sombra, mucha gente con ganas de hablar, público animando…
Así llegamos a las Navetas, donde nos encontramos con nuestra animadora una vez que, ya de vuelta, paré a avisar de que iba estupendamente y me comí el donut que daban. Este fue el segundo error: batí mi marca en 20 kms en montaña…EN UNA CARRERA DE 100 KMS!! Además, sin darme cuenta metí el pié izquierdo en un charco, lo que supuso el principio de mi calvario.
A partir de este momento y hasta llegar a Arriate, mucho llano y algunas bajadas, lo que me permitió correr con bastante frescura, y pude ser inmortalizado con alguna que otra foto
La bajada a Arriate fue mi tercer gran error: llevado por el impulso de los dos cuasi con que me encontré, Bernardo y Edu, la hicimos a fuego, por lo que al llegar al avituallamiento del km 30 estaba sin resuello y con un amago de golpe de calor, por lo que tuve que pararme a la sombra durante 10 minutos para esperar a mejorar. Sin más problemas una vez que me refresqué, emprendí la primera gran subida, donde pasé más calor que los pollos cuando los están asando -si no había 40 grados, pocos faltaron.
Ya una vez arriba empecé a notar lo que sería mi talón de Aquiles en ésta prueba: comenzaba a desarrollar una importante ampolla en el pié izquierdo -el que se me había mojado- pero hice el gilipollas y no me paré a cambiarme de calcetines y secarme el pié. TONTOPOLLAS, eso es lo que soy, sí.
Sin apenas darme cuenta me planto en el km 43, manteniendo hasta aquí una estricta pauta de alimentación/hidratación, en 6 horas y 17 minutos. IDIOTA, NO PUEDES BATIR TU RECORD EN MARATÓN DE MONTAÑA POR CASI MEDIA HORA EN UNA CARRERA DE 100 KMS! Para colmo, desde aquí empiezo a encontrarme francamente mal, no consigo orinar y tengo más calor de lo que soy capaz de expresar. Tan solo me recuperé cuando me bebí una lata de acuarius helada, y fue para comprobar como las ampollas se habían apoderado de mis pies: llegar hasta Alcalá del Valle, km 49, fue un auténtico SUPLICIO.
Pero aquí estamos, en Alcalá, sentado en el puesto de emergencia donde un par de chavales en prácticas de enfermería se esmeran con mi pié -sin ningún resultado, como tampoco lo tuvieron los 3 siguientes intentos por parte de otros médicos o enfermeros que me atendieron-, y oyendo como hubo muchos abandonos por fallos renales -ahora sé que el Corredor Errante, por desgracia, fue uno de ellos- y conminándome a que si no orinaba antes de llegar a Setenil, abandonase allí. La propia hipocondría me hizo vaciar la vejiga un par de kilómetros después.
Lo que no sabía yo es que no sería eso lo que me haría llorar como un desconsolado en Setenil, sino la incapacidad absoluta para dar un sólo paso: fueron los 6 kilómetros más lentos y tediosos que he recorrido en mi vida. Llegué derrotado, sin respiración, llorando porque intuía que no llegaría más lejos y con una importante pájara -dejé de comer en Alcalá del Valle.
Recogí la mochila y un sandwich, saqué el teléfono y dije que me retiraba. Estaba hecho. O eso creía yo. Con lo que no contaba es con que hay una autentica MANADA DE BICHOS CABRONES que, a base de empuje hicieron que, después de recuperarme durante 45 minutos, me levantase sin darme cuenta y retomase la marcha, no sin antes recargar agua. No es que doliese menos, es que no podía permitirme rendirme sin más.
Mil gracias a mi madre y mi hermana, que pese a que sé que por ellas me hubiesen dicho que no saliera, me apoyaron en todo momento, y mil gracias a Mrs Little, Mrs Boots, Mrs Ray Ban, Mr Anfibio, Mr Fartleks Killer, Mr JC Sprinter, Mr Beluga, Mr Boar, Mr Cuenca, Mr Teide, Mr White, Mr Tuttle, Mr Figther , Mr Yiyi…y a los que a posteriori me disteis ánimos. Sin vosotros os aseguro que no me hubiese levantado del banco.
Dicho esto, a los cinco minutos de salir tuve que volver a parar y hacer un apaño de emergencia: me quité el buff de la cabeza, me envolví el pié con él, y anduve como pude con el pié algo más acolchado. Así fui capaz de completar los siguientes 11 kilómetros. Pero al llegar al avituallamiento que se situaba en la cumbre de la segunda gran cuesta del recorrido, llegaba sin poder pisar y con un importante bajón de azúcar, lo que me imposibilitó continuar.
El único consuelo que tengo es que LO DI TODO HASTA CAER REVENTADO. Aprender de los errores es de sabios, intentaré hacerme un poco más sabio para el año que viene alcanzar mi meta.
PD: Felicidades a Mr Lizard, Mr Mountain y Mr M por sus marcones!
Mr Law